— ¡Gooooooool! — grita el público. El movimiento alrededor continúa, pero a él el juego le importa todavía menos que durante la primera mitad. El palpitar de la lengua hinchada le ocupa toda la cara. Intenta transmitirles a sus padres la situación señalándose la boca, pero es imposible adivinar lo que quiere decir con ese extraño gesto. Sus hermanas se burlan: “qué ridícula la cara que hace porque no le gusta el fútbol”. El último pitido del partido le retumba en la cabeza. “Abre grande”, le indican, y unos dedos le entran en la boca para sacar el aguijón que seguía incrustado.
7 de noviembre de 2021
Santiago López Baracaldo
2021