Encuentro escombros por las calles donde camino, donde no estoy. Nunca llego, y todo empieza a parecer de plástico, y mi piel empieza a estirarse, la otra está plagada de una baba que jala y estoy dando vueltas alrededor de imágenes que no conozco, que me van apretando en círculos, me sueltan y me agarran por la espalda. Estar encima de la masa desconocida, de un cuerpo que solo me contiene en pedacitos, una carne falsa que camina por rincones que desde un arriba se ven nimios. Un posesivo que no entiendo, me salgo, vuelvo a entrar, pero algo en la puerta deja mi voz colgada entre voces muertas que yo escucho a medias, tengo un cuerpo junto a mí que no reconozco, se convierte en ladrillo o en un destornillador de un metal frío, con la punta hacia una mitad despojada de la mano, afuera, bien lejos.
6 de noviembre de 2021
Luciana Dávila
2021